Buenas noches tristeza,
¿por qué me invades?
¿por qué molestas?
Es que no sabes
que eres siniestra?
Sé que no tengo
causa o motivo,
tú eres testigo
de mi contento.
De noche y día
yo me propongo,
como un diptongo,
más energía.
Tú te introduces
con ansias locas…
y eso provoca
estar sin luces.
Ahora rebusco
sola en tinieblas
las cosas bellas
de que presumo.
Y a mí me quieren
tal como soy,
por ello doy
lo que pretenden.
Y así abrazada
a la esperanza,
sin la coraza,
planto batalla.
Así contemplo,
cual reina mora,
quién se enamora
de mi contento.
Por eso ahora,
tristeza sobra…
¡No más lamentos!
Estoy alegre,
sé que tú existes
sólo por mí.
Buenas noches tristeza…
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