Nos perderemos
en el séptimo cielo
de tus infiernos.
Esta mañana,
tu boca, ávida vaina,
busca mi daga.
En tus infiernos
yo penetro mi daga.
¡Siéntela dentro!
Brotó la miel
desde entrañas profundas
de ti, mujer.
Gozo tras gozo,
gemido tras gemido,
me vuelves loco.
Descarga, daga,
conseguido tu cielo,
dentro de su alma.
Luego, la calma
de un cuerpo satisfecho
dejo te invada.
Descansa amor,
después de derramarme
yo en su interior.
Duerme, mi amada,
que el placer te relaje
esta mañana.