Absorto en el instante preciso
del silencio abrazado a su suspiro,
queda el poeta a solas,
libre de su cárcel,
perdido entre anhelos que lo arrastran
sucumbiendo entre ribazos de ilusión.
Una lágrima escondida
en el vacío que se siente;
una extraña sensación con sabor a libertad;
una voz entre susurros que abre las ventanas del alma
para escapar y volar,
sellando de mágicos colores
la tristeza construida en otro mundo llamado ayer.
Buscan las manos en aparente rebeldía
perderse entre los aromas
bañados por el sol de la mañana;
acariciar el recuerdo envuelto de su sonrisa,
sellar con la mirada otro silencio
concebido de sueños y acaso de vida perdida.
(jpellicer)