Dándole amor a quien mi vida fuera
rendido ante sus pies no ví más nada
que puro ahogo al vislumbrar cesada
de amor eterno mi feliz quimera.
Penando estaba sin hallar manera
de urdirle vuelo a la ilusión truncada
herido de alma en la corazonada
de sucumbir en la fatal espera...
Mas hoy, ¿qué digo?, la razón no quiera
callar de gozo para trasmutada
evidenciar y con sobremanera
vida que vivo -la que fue muy dada
a darlo todo por quien nada diera,
vida de ayer con su ilusión pasada-.