Doblezero

APRENDIENDO A VIVIR

 

 

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Aprende a cruzar la vida
sin soledad ni descanso,
a beber de cada copa
medio llena de dos tragos,
cuando la tengas a medias
debes pensar que es un lago
sembrando con manantiales
de esperanza cada paso.

Yo no veo que se aleje,
frágil y momificado,
el sueño de adolescente
por el cauce de los campos,
sino que lucen sedientos,
pupilos entusiasmados,
sino que bailan vibrantes,
bufones desmelenados,
mis ojos, mirando el cielo,
del horizonte lejano,
donde el anhelo de un niño
cabalga sobre un caballo.

No quiero que se aposente,
débil y desamparado,
agosto del ochenta y siete
en el trono del amargo
sino que mande a sus tropas,
de soles y de veranos,
a los recuerdos que vengan
de los recuerdos pasados
donde pinté fantasías
al antojo de mis manos
lo mismo que un niño bota
una pelota jugando.

Pasará con sus agujas,
almanaque intoxicado,
por delante de tu frente,
pasará, con gregorianos
hilos de veneno verde
para hurtarte los encantos.
Cruzarán algunos días
el mapa del calendario
con la brisa desalmada
y lamentos enhebrados.

Vendrán cavernas oscuras
y atardeceres mermados,
por el canal de tus venas,
vendrán, para darte cardos
y densos toros de azufre
con sus cuernos afilados
llenos de cicuta y pena,
llegarán, y sin embargo
debes alzar la cabeza
sobre el cielo encapotado,
verás que miles de estrellas
arriba siguen brillando.

Cruza las calles que brindan
con macetas de geranios,
rompe las sombras de liquen
con gemidos desviados,
salta a la comba en los ríos
mientras agitas los brazos,
verás inclinarse lunas
en tus sueños desplegados
y una flor de siempreviva
te nacerá en el costado
y las orillas de nubes
se inclinarán a tu paso.

 

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