Tomados de las manos y un beso, sellaron su unión a través de la fe divina.
Caminando en ese gran pasillo: su nueva vida. Sus pies suavizados por el amor, hacia aparentar la delicadeza de una pareja de flamencos enrojecido por la excitación de una nueva etapa. Pasar al siguiente nivel de amor, sabe tan dulce como cielo-paraíso.
<<sus dulces ojos, sus labios. Te amo tanto>>
Rápidamente sus manos apretaron fuertemente la mía y su mirada cambiaba. En ella dibujaba lentamente la rabia y pena.
- ¡Lo siento amor!
De sus pechos saco una navaja. Empuño el metal fuertemente con la mano para asegurarse de que no resbale al entrar. Con fuerza atravesó el estomago del esposo y deslizó hacia abajo dejándolo un tajo de 10 centímetros.
- ¡Lo siento!
Sus lágrimas caían de sus ojos dilatados hacia su vestido.
- Te amo, pero yo no quiero sufrir contigo, ni quiero ser el vacío que deja la soledad; la que deja tus amantes.
Sus labios se acercaron a sus oídos suavemente.
- Recuerda que te amo. Sus últimas palabras mientras la sangre fluía rápidamente.
La gente gritaba en pánico.
¡El esposo! ¡Asesina! ¡Llamen la ambulancia!
Ella se miraba sus manos con sangre; en ellas caían delicado hilachas de sangre sobre su vestido blanco, teniéndolo de color rosa. De nervios callo en cuclillas. Desesperada Tomo su cuchillo, y fuertemente en su pecho atravesó.