Mis epígonos mudan prejuicios en verdades.
Y mienten demasiado, como falsos mendigos.
La muerte y el destino me parten en mitades.
Mi paraíso alberga feroces enemigos.
Ilusiones perdidas recogen mis edades,
Como sueños de nubes, con soles por testigos.
Venturas pasajeras moderan mis crueldades.
Mi esperanza prorroga despiadados castigos.
Construir infinitos y quedarme atrapado
En todo el universo, sin salir de mí mismo,
Culpable de lo eterno, de la luz condenado.
Cuán breves son mis faltas para tanto pecado.
Y cuán largas mis ansias, este anhelo de abismo,
Este deseo de sombras, de instante demorado...