Tú vives lejos, muy lejos,
más allá de estas orillas,
de este río que es mi río,
de este río que es mi vida,
y mi río también es
mar, península e isla.
A pesar de las distancias,
tú me envías tus sonrisas,
envueltas en tus miradas,
adobadas en caricias.
Y mis manos buscan siempre
en el viento tus noticias,
cartas que aún no has escrito,
pero siempre remitidas
por tu corazón gigante,
sin sobres y sin franquicia.
¿Dónde estás que no te veo?
No te me escondas, mi vida,
que aunque estés lejos te siento
más cercana vida mía.
La tarde pierde su luz
y la noche ya está encima
y aunque no hay luna en el cielo
hay estrellas todavía,
que iluminan el camino
de nuestras almas perdidas.
Sobre el colchón de los cielos,
entre sábanas muy limpias,
dejaremos que el amor
escriba su poesía,
estrofas del corazón,
versos rimados sin rima,
vocablos mudos, sin voz,
gemidos de almas en dicha…
Por el cielo una canción,
suspiros en melodías…
Tú vives lejos, muy lejos…
acércate, vida mía.
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