Empedrando
de alma
y sentimientos,
mi sendero
se viste
de loco placer,
un amanecer
un Dios
un saber algo,
encajando
en la mies
de mi ventana,
cuando vivo
en ensueños
de mujer.
Convenidas
las codicias
del deseo,
tu cuerpo frágil
en mi lecho
ensalzo,
mientras aletea
el poder
de besos tuyos,
entre los dislates
de ardores
de avaros,
rodeando
la quemazón
de tu suspiros.
Suave avaricia
roza mi sentir,
tu presencia
se palpa
en tu valer,
encalando
mis razones
de entender,
tus encantos
de boca
y de suspiros,
bien impregnados
de vicios
y placer.
Autor:
Críspulo Cortés Cortés
El Hombre de la Rosa
11de junio del 2011