Así habrás visto la impotencia de los hombres
Porque suplican ante su mísera herida
Por el hambre y el dolor de su querida
Y también al niño que se abandonó sin nombre.
Pero ha tu hijo lo mandantes con un guiño
Que el mismo hombre sin saber no te entendía
Y eras tú mismo que quisiste ser un niño
Y aunque te han visto pero no te comprendían.
Y era tu madre quien sufrió y tú la llamaste
Que con un llanto ella recibió tu beso
Sé que sufriste por un valle y con el peso
De la pesada cruz que tú mismo llevaste.
Era tu carne que sufriendo con despecho
Y con tu fuerza la has vencido y doblegado,
La misma muerte que a tu cuerpo vio desecho
Pero así mismo vio a tu espíritu elevado.
Ningún hombre se podrá olvidar de eso
Que es lo más grandes que tú mismo nos has dado
Quedando siempre en ti la fuerza de tu peso
Que ahora nos queda como el único legado.
Es ese cielo tan hermoso que creaste
Que con afán de las aguas has separado
Y con el toque de tu mano te inspiraste,
Y es mi conciencia en tu ser que se ha amparado…
Autor: Jose Luis chavez