Los recuerdos son parte de lo que alguna vez vivimos, de lo que está almacenado en algùn lugar de nuestro cerebro...aún de lo que llegó a nosotros sin haberlo vivido...
Recuerdo… un salón vacío,
envuelto por el eco de ninguna abundancia
a veces un grito de alegría,
los de rabia muy lejos de la bonanza,
risas prohibidas pero siempre presentes
y también juegos de niños sin juguetes.
Recuerdo… una carcajada en un niño vecino,
y en mis hermanas una sonrisa,
que se filtra que se escapa
que esquiva una fingida doctrina,
un momento breve de alegría
frustrado e interrumpido.
Recuerdo… una travesura prestada,
de un hermano que es aún niño
que se hace grande
de la noche a la mañana
en un jueves y su alborada.
Recuerdo… una taza blanca
redonda y gordita,
con muchas costras en su piel
secuela de contusiones condenadas
sobre coyunturas aun no gastadas
y otras en faneras anónimas
de algún culpable a los ojos de un padre.
Y… para los que no entienden estas coplas
al día siguiente de una noche infausta,
estos son los cantos melancólicos,
por unos recuerdos redundantes,
algunos ajenos usurpados
otros menos, absurdos e impertinentes.
Por: Arturo Zárate Curi