Raimundo Ramirez

Maldito estupefaciente

 

maldito estupefaciente, maldito.

 

Deja que mi corazón siga su rutina,

sin la dependencia a esa droga.

Por mis venas corre el hambre

sujetado del alambre,

que pide a gritos la soga.

 

Y el resurgir de la mañana,

te mece entre las hojas del olivo.

Tan baquico parece todo,

sin luchar codo con codo,

con la realidad en la que vivo.

 

Como una piedra, se halla la aduana en el camino,

el sudor empaña las paredes del hogar,

que gotea hasta llegar a mi garganta,

con las palabras se atraganta,

se tuerce el camino al caminar.

 

maldito estupefaciente, maldito.

 

Miro al cielo colapsado por el infinito,

de la misma forma que estalla mi cabeza,

descomposición en mil pedazos de materia,

ruedan como la noria de la feria,

hacia el mismo punto con absoluta certeza.

 

bebiendo del espejismo del agua del desierto,

con la mas pura contradicción al nirvana,

me sostengo a ese rostro tan bonito

al placer del sustento del delito,

sin mas que hacer, que esperar a mañana.

 

maldito estupefaciente, maldito...