Como dijese en su país, Sicilia,
en este mío "hasta la madre estamos"
y aunque la voz raras veces alzamos
fluctuamos entre el sueño y la vigilia
soñamos en andar como familia
aquí y allá sin afrontar los tramos
de luto y llanto que a placer odiamos
por no ser parte de lo que concilia.
Y mientras tanto en la Asamblea paz,
guardaespaldas, abundancia, sorna;
en la Corte, suprema la solaz;
en la calle el traficante que soborna;
y en el Ejecutivo contumaz
tan sólo calma que a pedirnos torna.