Jehová modeló
con el barro
al hombre,
sin el género
definido
por no precisar
afanar para vivir,
porque prohibió
el triangulo
del amor,
que tienen
los seres vivos
en aras de procrear,
lo que le sobraba
al macho,
le faltaba a ella
para ser igual.
Nada disturba
La vida,
en Paraíso
tan idílico,
tan sosegado
y sedentario.
El todopoderoso
prohibió
comer de un árbol,
sito en el centro
del Edén,
un magnífico
manzano.
Hasta que
una serpiente
arrastrándose
sale a la luz,
enroscándose
en las ramas
del manzano
y con telepatía
tentó a la hembra,
hasta que ellos
degustan
los frutos
del árbol vetado.
Entonces Jehová
encolerizado,
arrojo a la pareja
de homínidos
fuera del Edén,
recibiendo
la maldición
del Supremo,
necesitando
arar la dura tierra,
para alimentar
a los hijos.
Autor:
Críspulo Cortés Cortés
El Hombre de la Rosa
12 de junio del 2011