. A Rosalía
Tu legado permanece en mí,
en mis sueños, en mis manos;
en mis labios que hoy tanto te extrañan.
En los pliegues de mi almohada,
en la luz de la ventana,
en el eco de tus pasos,
en esta casa en soledad.
Es tan doloroso tu legado
que aún quema mi piel
con tus recuerdos,
con el aroma de tu cuerpo,
con lo turgente de tus pechos,
con lo ondulado de tu cabello
y con tus uñas de papel.
Tu legado lo llevo en el alma,
en la chispa de mis ojos que aún te buscan,
en mis dedos que aùn te extrañan
y en el fondo de mi ser.
Tu legado aquí perdura
en las esquinas de los espejos,
en los muebles que tocaste,
en la ropa que usabas
y en tantas las cosas que te regalé.
Tu legado por siempre lo llevo clavado
en lo más profundo de mí ser.
.
© Armando Cano.