Aún recuerdo aquel antaño,
cuando nuestras manos se deslizaban sin temblar
Le recuerdo cada año,
cuando las hojas de los árboles flotan sin vacilar.
Éste otoño me promete verle,
éste corazón que late forzoso,
es una señal, para volver a quererle,
en algún cielo yace gozoso
Les oí decir afuera, que la vida pasa rauda,
les contradigo, amigos míos,
llevo años esperando la muerte apresurada,
que se olvida de mí, y se lleva a los míos.
Los árboles resucitan frondosos,
y, yo como cada primavera
sentada con los ojos llorosos,
con una oración, y en la espera...