sumisa, con su sonrisa fresca mañanera, con sus pétalos cubiertos de lágrimas del rocío y su tierna figura envuelta en las sabanas del frío.
coqueta entre paredes verdes, sobre céspedes alfombrados y suelo humedecido, la atención llama y aclama la caricia de un admirador enternecido.
es ella que suspira en la naturaleza mientras la mira el rey sol, con sus rayos le da vida y relumbra su color.
encima de su espacio vuela curioso el colibrí, con su delicada caricia desea tomar la delicia que en su centro conserva. La miel pura, su dulzura.
coqueteando con la velocidad de sus alas, adornando su alrededor con su arco iris emplumado, el pequeño pícaro y tentado, se acerca y le da sus besos.
Habéis nacido bella flor para dar vida al colibrí y el para vivir por ti, un lazo que ata y no desata nunca la unión de la fidelidad natural y el destino del vivir.