Armando G.

Atados por el embrujo de la vida

Atado por el embrujo de tu presencia
entrelazadas la piernas, unidos por los labios
maximizando la lujuria, atados al deseo.
 
Unidos por el encanto
provocado por la dicha de tener
tu figura en cada instante.
 
Añorando el momento de llegar a tu presencia
fundir los cuerpos en la lucha  
envueltos en placeres de amantes insaciables.
 
Amarte en el instante del sol alumbrar la mañana
besarte en la penumbra de la tarde,
tenerte en la ardiente madrugada.
 
Saciarme, si es posible saciarse
si existe el final para pasiones subyugantes
de amantes desesperados.
 
Saber que eres mía,
no por el derecho de propiedad,
no por marcar territorio.
 
Mía por el derecho de los interminables suspiros
 en la intensas jornadas donde te entregas
a los placeres exquisitos de la carne.
 
Mía en alma, corazón y vida,
mía por el deseo, la lujuria y
la vendimia de la vida.