La lluvia que azota el carruaje negro, tiene tal fuerza, como un rinoceronte. Voy hacia èl, pero el huracán de granizos impide que salga de la cueva moderna en la que me guarezco mientras el gigante pisotea la tierra. Una luz a lo lejos se asoma, lastima mis pupilas, estoy desfallecido, en mi subconsciente recuerdo al monstruo, se me eriza la piel, hizo desaparecer mi carruaje y con èl un millón de horas de trabajo. Todo esta tranquilo ya se fue.
Imaginaba su interior herido, dolía recordarlo así, llore junto a el, ya no tenia remedio… estaba destrozado. Busco quien lo sustituya… En mi camino, creo ver otra calesa. De la neblina emerge, es ingente, igual es bruma y el brillo de su cuerpo me deslumbra.
En el puente colgante nos encontramos los dos solos, quisiera alcanzarla, de repente veo un barco que se aproxima por debajo de nosotros, pero no lleva ninguna tripulación, ni al pirata deseoso de caer en tierras nuevas.
De pronto de las profundidades del mar, un ojo muy grande se manifiesta al acecho del barco, no puedo creer lo que ven mis ojos, el pavimento se quebraba con la fuerza que el ocelo arrojaba, me aferre al barandal, y regreso mi vista al faetón que me parecía hermoso para dejarlo morir, con impotencia.
Tengo frio, estoy rígido, no escucho y mi corazón late más lento.
Veo hacia el cielo y diviso un pez grande volando allí, el sol esta impreciso no me quema, me debilito. Una mujer me abraza, siento volar muy rápido, me abrasa el sol, ya escucho, la arena es fina, mi corazón recupera su palpitar- ¿ y el carricoche donde esta? No puede ser, lo perdí otra vez.
Durante varias horas estuve pensando, en como un remolino puede tragarse un barco gigantesco, destrozar un puente bien cimentado y arrastrar todo a su paso. Emprendí el camino con ruta a casa, volvía mis ojos al mar y en el flotaban restos del navío.
En la noche a la luz de la luna, solo en mi cabeza pasaban los recuerdos del suceso que presencie. Yacente en mi camastro no podía descansar por que me daba recelo cerrar los ojos y ver que sucediera algo pavoroso.
De repente el volverme hacia la ventana llamó mi atención las nubes oscuras que acompañaban al satélite, tenían un movimiento lentísimo y empecé a impacientar. Pensé que no pasaba nada y trate de dormir. Cuando desperté sentí los rayos del sol en la cara. Empecé a examinar lo que había a mi alrededor,- ¿Qué sucede?, no es mi casa- pegue el brinco de la cama en la que estaba recostado y salí en busca del sueño que deseaba alcanzar.
En mi camino, aparece el pirata que no vi en aquel barco que se hundió en el mar. Confundido y aterrorizado, veo con atención la tripulación que por fantasmal fuera inexistente. Me quede paralizado en la calle, no sabia si correr o llorar, percibí que venían hacia a mi, me cubrí los ojos con las manos y espere; espere y espere…
Me encontraba solo, ya era tarde. A lo lejos vi un carruaje tirado por caballos tan negros como la noche, se detienen frente a mí, su cabina me invita a subir. Como el recorrido era largo no sentí en que momento me quede dormido.
Al despertar estaba en un lugar de cuatro paredes, suaves como el algodón y el piso brillaba como el cristal.
No se que pasa. Aun en este encierro sigo viendo al carruaje negro…
VampyreSexy