Camina sin prisa por la senda desnuda,
contando los pasos para no llegar
será su casa la celda oscura,
por muchos años la ha de habitar.
¡No tuve la culpa! ¡Soy inocente!
con tristeza se le escuchó gritar,
señores del jurado, quizás estoy demente
pues aún muerta la puedo amar.
Recorre en su memoria los episodios de odio
explicando a sí mismo su reprochable actuar,
insiste, fue el amor, ¡me volvió loco!
le amé con locura, no la debí matar.
No entiende lo que hizo, no sabe la razón,
tejió jirones de locura con desgarros de amor,
se acabó la senda desnuda, a su celda llegó
vivirá por muchos años, como el caracol.