Me siento en la escalera a esperarte,
pero es inutil la espera pues se que
nunca vendras; como podrias llegar
si tus zapatos nunca los pusiste
en el mismo camino que el mio, y tu realidad
nunca formo parte de la mia.
Como duele estar asi, duele más
ser tan cobarde y aferrarse al recuerdo
de alguien que nunca estuvo con
el alma abierta para mi.
Es tan inútil y patético el suspiro
que me arranca tu recuerdo, cada vez
que tu nombre atraviesa mi cabeza;
más vacio el intento de echarte de mi vida,
que hasta estoy pensando seriamente
en cobrarle renta a tu recuerdo.
Aunque me aterra la idea de no volverte
a ver nunca más, se que esa es la única
opción que la vida nos dejó; y siempre
vanos serán los esfuerzos de quererte
encontrar en alguién más.
Pero hay que dar vuelta a esta página,
ya que en las hojas en blanco que aún quedan
puede que un día de estos escriba una
nueva historia donde tu recuerdo no
pueda aparecer ni siquiera en la remembranza
de lo que un día tanto amé.
Y le doy la vuelta a la hoja, dejando atras
tu recuerdo aunque el malinchista del corazón,
que siempre fue tu mejor aliado, sin que me
percatara ya puso un separador en lo que fuiste
para mi; por si un día decides regresar.