El agua del mar,
carne costeña,
pacifico sur el de tu cuerpo,
gotea en lo profundo,
sitio amoroso,
lugar donde crecen los lirios y los mangles,
allá donde tu cuerpo costeño
estruja pupilas
y anida el amor como calandrias,
destila el sitio amoroso,
desangrando pétalos,
lugar donde se peinan las olas,
inocentes lirios
cultivando el corazón,
tus muslos tripulan gaviotas
sobre los veleros,
tus labios se besan
como arena torrente,
como nebulosa sobre la marea.
Te amo en otra perspectiva,
como a los árboles,
como a las hojas,
donde hay cataratas de sexo.
Te quiero hundiendo la esperanza
con los largos deseos,
perdiéndome en el astro de la noche,
en las migraciones de olas,
placer de dibujar
un océano en cada beso.
He dormido días
en un sitio del mar,
escena retorcida
de noches melancólicas,
memoria ritual de letras,
lluvia que despierta
los recuerdos,
escenario palpitante,
como el cuerpo de mujer
ata el verano con estrellas,
cuerpo cálido
como palmeras.
En un sitio del mar
se angustia la marea,
esperanza del amor,
llovizna,
catarata de ojos nocturnos.
Amarse en un sitio del mar
es como engastar
a la marea,
es como aferrarse al torrente,
conciencia, universo perdido.
Confundirse en la memoria
del mar,
es cultivar los labios
como perlas.
He visto a los amantes
alejándose como náufragos,
gaviotas encendidas
de sal y agua,
ahí se pierden, se han perdido
en el cerebro del mar.