Lágrimas negras con su escarcha helada
que al mirar de tus ojos se diluye en lago azul que de tu iris fluye… Ante ese frío intenso de la nada. Rictus de tristeza en sonrisa paliada por el vergel que tu belleza construye y al nacer de tus pómulos se disminuye… La soledad amarga de las barricadas… Camina tranquila, niña guerrera, al mundo ya le tiré sus fronteras, de las balas su pólvora saqué, al odio le destruí su palabra. Cerrojos no habrá que sus puertas abra…
Sus llaves en los infiernos quemé.