Has tendido en la distancia
unos brazos que me abrigan,
que me llegan con cariño,
cargados con tus caricias.
No hay soledad en mi vida,
tan sólo silencios secos,
que tú les haces hablar
con la humedad de tus besos.
El poeta del amor
me llaman mis compañeros,
pues yo sólo sé cantar
lo que siento en mis adentros.
Y hoy te canto y yo te llamo
y aprovecho tus abrazos,
que me llegan y me llevan
por el viento hasta tu lado.
Qué dicha es el poseerte
y tenerte de verdad.
Con mis besos y caricias
te daré felicidad.
Esperaremos la noche,
en que se encienda la luna,
en un lecho de mil flores,
escogidas una a una.
Envíame más abrazos
que yo treparé por ellos,
para beber tu sonrisa,
escondido entre tu cuello.
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