Tú que abatido naciste
Que de lodo y miseria apremias tu vida
Arremetes sin descanso y furia
No es noble tu causa
Ni poca tu osadía
Altivo y petulante es tu semblante
De hierro llevas el puño
Con veneno tu lengua
Rey te proclamas, en este otro mundo
Rey del pobre, del rico, del universo.
Mi rey, mi esperanza baldía
No creas que tu grandeza
Será el espejo del mirar humilde
Ni será el despertar tu voz
No proclames como un susurro
El misterio de la vida
No hay verdad en tu palabra
Nada más que alivio y mentira.
Mentira, mil veces mentira
Tanto mentir en penumbra
Te has convertido en sombra, en vereda.
Sin fin, mi vereda