Nunca antes plasmé la idea de recorrer el sendero de tus pestañas
y ahogarme al fuego crepitante de tus iluminados ojos miel,
que ahora solo con un dulce trino de mirada
mi vida concibe como cielo resplandecer,
en zafiros de locura incandescente
que solo el amor de tus labios
podría aún más
encender.
Y
es que
toda la esencia
de tus cristalinos espejos
penetra inmaculadamente en mi Alma,
adornando con aterciopeladas plumas los latidos
de mi corazón, que ahora son mis Alas. Alas para llevarte
eternamente enamorada al glorioso paraíso de donde perteneces
y de donde sino fuera por el brillo de tu ser, dirían que a mi nada me enaltece...