vislumbro tras las cortinas,
bordando dos iniciales,
una de él otra la tuya.
Sobre tu regazo un lienzo,
el lienzo en el bastidor
que te mira receloso
y te acusa sin pudor.
La tuya de mil amores
muy gustoso bordará
y se rendirá a tus manos,
sobre la aguja al pasar.
Bordar la suya no quieren
ni tu aguja ni el dedal…
Dime, ¿por qué las obligas
a que borden su inicial? …
Un temblor, casi latente,
no cesará ya en tus manos
y, así, como sin quererlo,
te equivocarás bordando.
Será la mía primero
la que sin querer enlaces
y tendrás que descoserla,
y al descoserla, pincharte…
-“Se manchará la camisa,
con una gota de sangre”-
Volverá a morir de nuevo
otro suspiro furioso
y mi nombre entre tus labios…
Ahogarás en un sollozo.
Testigos de tus desvelos,
seguidores de una sombra,
sólo un mudo bastidor
y cortinas de una alcoba.
Detrás de ellas mi mirada…
Con mi mirada una espera…
Y en la espera ese milagro…
Con la inicial que tu deseas.