Amaneció lloviendo débilmente,
cadenciosa sobre mis pestañas cae
el bien escaso regalo de la lluvia
en desmayada y dulce armonía
recreando placidamente, el alma.
Las tardes se merman, se adormecen
y la nostalgia me apresa con sus garras,
me llena de temor e incertidumbre,
aletarga la esperanza de sentir
el cálido sol bruñido de agosto.
Arribará el otoño... acrisolado
acicalando sus colores ocres.
Borrarán la huella de mis torpes pies
olas enfurecidas por la ausencia,
huérfanas de miradas halagüeñas.
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