Ese recuerdo grabado en la memoria
Que me niego a devolver hasta ahora
Ese recuerdo que tengo bajo custodia
Al que mi corazón siempre atesora
Inmaterial evocación de un sentimiento
Que desearían ver extinto en mi mente
Que va resumiendo, haciendo un recuento
De las páginas de una fábula decadente
Que narra la historia de una canción de cuna
Para aquellos seres que de insomnio sufren
Cuya letra es recitada por la voz de la luna
Dedicada a aquellos a los que presta lumbre
Para que la fiera oscuridad no los atemorice
Los abraza entre las estrofas de su melodía
Haciendo que sus ojos a las estrellas divisen
Entre las nubes negras de una noche dolida
Una canción compuesta por notas ignoradas
Por las sombras que al insomne persiguen
Aquellas sombras, de alegría, desmemoriadas
Y que tan solo a nuestro sufrimiento perciben
Una sinfonía para fraccionar cuerpo y alma
Una composición para escapar de la vida
Sonidos del silencio entonados por el arpa
De una tregua tan necesaria y requerida
Un cuento que rememoro desde la infancia
De una canción para no olvidar los sueños
Y el camino para dirigirme hacia su estancia
A yacer en un paraje de mí propio diseño
Por eso tan fijamente en la noche la admiro
Aunque a veces enmudezca ante mi llamado
Esperando que me acompañe con su estribillo
Al lugar que compone corazones quebrados.
Andrés Ruiz H.