Recurrir a la poesía
es acudir a la nostalgia.
Añorar las cosas perdidas,
volver a llorar sobre la leche derramada.
Sacudir el polvo del olvido
que sepulta un trasto viejo.
Esos pétalos marchitos
entre las páginas de un recuerdo.
Cuando nos invade la nostalgia
buscamos oir una voz en las palabras escritas,
darle vida a una foto de la infancia,
o enviar en el viento una caricia.
Y soñamos con volver a casa,
esa casa que devoró la distancia.
Recurrir a la poesía
es acudir a la nostalgia.