De estas manos, cuan fuente
rebosada de esperanzas,
toma toda el agua que calme
tu sed… llévate consigo la
que se te antoje para cuando
puedas laves, en tú mente,
esos pensamientos de dudas
y enojos.
Entre los te quiero, dejaste
escuchar risas ahogadas en
llantos, llantos que eran
risas y, cuan transeúntes,
tus penas cruzaron el
mismo sendero con hondo
dolor, con remordimiento.
Toma, de mí fuente, la que
más tú puedas…tanta, que,
al instante, ahogue tus penas
y miles angustias remojes
con ella como aves que siente
que arden sus alas.
PABEDIZ…