No consigo decirle adiós a las memorias
no soy un ave que alza vuelo y deja atrás los acuerdos,
odio a esos imprudentes gusanitos negros
que se incrustan en los sentidos
y se sientan sobre la silla de los recuerdos
acechando la noche para traerme tormento,
perverso animal con apariencia de humanidad
que afila sus uñas durante el día
para al comparecer la noche desgarrarme la vida,
no puedo despedirme de mis recuerdos
tampoco matar al insensato gusanito de la retentiva
que me mantiene prisionero en la penosa cárcel de la nostalgia,
las ojeras me llegan al suelo
de noche viajo al mundo de mis tiempos junto a ella
y de día se desahoga mi alma componiéndole bellos poemas.