CONDENA
Suspendida en los hilos de una telaraña que se mueve como un péndulo
Gimes procurando hallar rescate en las manos salvadoras.
El roce helado de la indiferencia, te envuelve en una tristeza inmortal.
¿Qué te condena, alma mía, a morir en los brazos del olvido?
Busca el claustro negro donde duermen los recuerdos.
Inclina la luz hacia las sombras y un soplo de vida los revivirán.
Vuelca las palabras que pronuncian los pájaros cuando cantan
Regala al viento la música imprecisa que acompañará.
Alma mía, hay una morada donde los amarillos compiten con el sol
Y un sendero bordeado de almendros que alimentan el corazón.
Aquieta tu tortuosa premura y espera el alba con su empuje veloz
Los lirios transparentes serán para ti, que oliendo a eternidad, llenarán tu vacío.
Los destellos de la noche cubrirán tus pupilas, descubriendo el milagro.
Descorre la seda que engañosa, vela como secreto, la libertad de tu condena.
Teresa Ternavasio
17/07/2011