Desde que
he nacido,
las cosas
del mundo
como de mi mundo,
nunca han vuelto
a hacer las mismas.
Al ir creciendo
en todas mis formas,
la vida me iba
preparando para
aquellas situaciones
duras, en donde
yo, mi fortaleza, mi
alma y corazón,
sólo podían enfrentarlas,
y darle pelea y una
constante lucha,
para no caer jamás.
Siempre fuí diferente,
es más sigo siéndolo
aunque muchos me
digan que todos
somos iguales, pero
sólo el tiempo dirá,
si aún tengo el
privilegio de conservarme
como soy, sin que nadie
intente cambiarme
por alguien que no seré nunca.
Desde chica
me sentía mujer,
no sólo porque
gustaba del maquillaje
y de una dosis de
comportamiento adulto,
sino porque la vida
y cada momento que
iba viviendo, me quisieron
convertir en eso, en una
dama sin infancia y
sin pequeños sueños.
Cada 19 de junio,
trato de armar una
imagen de lo que
fué y será mi vida,
de la felicidad más
grande que sintió
mi maravillosa madre,
ese 19 de junio de
1993.
Hoy con mis 18
años, no podría
decir que he
tenido una vida
de lujo, porque
las miserias y los
golpes más duros,
los he sufrido en
carne viva, pero
siempre pude y
podré con todo
el amor verdadero
de mis seres queridos
y con mi fortaleza,
salir adelante a
pesar de que me
invada una profunda
oscuridad, pero siempre
habrá el brillo de una
luz que nos guie hacia
la felicidad.
Hoy con mis 18
años, puedo decir
en que me convertido
en una verdadera mujer,
aunque me falten
miles de experiancias
por descubrir y vivir.