Se separa de la fantasía, de una disnatía,
de la realidad de la vida.
Una caricia tortuosa, que no es un tormento,
solo agonía por el momento de un encuentro
envuelto en la armonía de la insaciable compañia.
Unas ganas descontroladas de querer más en la cama.
Con ese arrope paralelo tan perfecto.
Lleno de calor de cuerpos que se acompañan.
Que con dulces besos forman un sin fin de deseos
en el paraíso .
Que es el paraíso de las hadas que llega junto
a la cama, al principe encantador
de mis sueños quiero tener yo...
El cual el paraíso encontro y en ese bosque
de pasión se perdió fulminado extremeció
por los candentes besos que su hada le brindo...
Un cuento que dejo de ser fantasía y se convirtió
en la realidad de sus días.
Principe que con el embrujo de su voz
me cautivo y se convirtió en el deseo
de la carne hecha pasión.