Eres río por mis venas,
que recorre por mi cuerpo
mis sentires, mis remansos,
mis riberas, mis adentros.
Yo soy mar que a ti espera,
con los brazos bien abiertos
y te recibo entre olas
con la espuma del deseo,
aguas claras, aguas limpias
todo un mar que está en mi pecho.
Ven a mí, torrente mío,
ven a mí cual río abierto.
Este mar nunca es un mar
si no recibe tus besos;
sin las aguas que me das
yo me muero y me reseco.
Y convertidos en ría,
pues yo te saldré al encuentro,
en colchón de arena y sal,
yo te aguardaré en tu lecho,
adornado con mi amor
y por sábanas… el cielo.
Anda conmigo el camino,
que nos queda poco trecho.
Te he conocido muy tarde,
pero más tarde es un “luego”.
Recorramos esos mares,
donde despierten los sueños,
al abrigo de mis brazos,
juntos los dos viviremos,
bajo la luna y el sol
como faros de lo eterno.
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