,
,
precipita
un vago susurro
que va cubriendo de temblores
al cristal divisorio
basta aminorar el paso
hecho de sabidos tropiezos
para captar ese embrionario canto
derramándose entre gentes e instrumentos
A veces
detona furia sobre las espaldas
de quienes huyen a refugiarse
en subterráneos albergues
arrebata la sonrisa de amantes
por las plazas
troca llanto en agua de su vientre
Pero
siempre habrá el concierto de violines
húmedos derramando acordes
que abastecen misterios y expectativa
También suele
inflamar recuerdos
en alianza con mantos de cautela
entonces no se oyen
los motores a la distancia
ni sirenas de accidente
y cobra peso la memoria
trayendo voces gestos amados
que pretendimos sepultados bajo cúmulos
de tiempo y olvido
Ahí la tienes
vieja persistente lluvia
de nuevo llegando
que nos lava de rutinas y apuros
que nos moja de asombro hasta el ombligo
y repica entre las cejas tercerojo
para contemplar infinitos