He forzado a mi memoria para que me transporte
al momento de tu nacimiento y pierdo la esperanza
de encontrar la más mínima imagen de ese mágico evento.
Entonces haciendo gala de su gran conocimiento llega la razón,
Quien me indica que desista y que vea
que trae el corazón en el baúl de los recuerdos.
Aparecen los sentimientos sosteniendo una llave,
me apresuro para abrir ese cofre viejo, entre polvo
y telarañas formadas por el paso del tiempo,
busco tu fotografía y te veo allí. Un pequeño
que va de la mano de nuestra madre y hermano
con pasos cortos que lo conducen al jardín de niños,
donde transcurren tus días coloridos y alegres.
Aun no puedo describir aquellos días de primaria,
tu con solo cinco años y uniformado, entonces
una extraña sensación llego a mí,
como la hermana mayor debía cuidarte,
Que dicha crecer a tu lado, quise enseñarte
algunas cosas importantes a nuestra corta edad,
Entre canicas, yo-yos, avalanchas y papalotes,
se formaron muy bellos momentos.
Como olvidar la adolescencia y sus cambios,
no solo los individuales e internos, aquellos
que sin desearlo, la vida nos obligo a vivirlo,
y dios fuerzas para resistirlos, fue así
como el alma de tres hermanos quedo fusionada
y nos convertimos en amigos, me enseñaste física,
química y matemáticas, lo que ningún maestro pudo lograr.
Entre lágrimas y suspiros aunque hay mucho por ver,
cierro el baúl de los recuerdos,
Y la llave la guardo donde nadie lo pueda encontrar.
El tiempo transcurrió y tienes tu propio hogar,
dichosos los tuyos te pueden disfrutar.
Para ti querido hermano deseo que abundantes
bendiciones se derramen en tu hogar.
Escrito por: Esther Velásquez .