En su ancha boca murmuraba
El secreto de lo inadecuado
En sus oscuros ojos promulgaba
El terror de su pasado
Caminaba sin sentido, perturbado
Respiraba el dulce aroma de lo febril
Y en mi boca deposito su más terrible dolor.
Tiene los ojos más negros y suplicantes de amor.
Lleva los recuerdos marcados… sosegados
Tiene la más sincera mente maquiavélica
Posado en la necesidad de compasión…
Apartado… admirando el terror
Perdido y seguro al limitarnos
Buscando caricias inmaculadas de la mujer que amo.
En su pecho dibujaba la cruel expresión
De un abrazo sin censura que por último dio
Como si fuera derramado en sangre de perdón.
Fuerte e inexpresivo
Cual gota ante la gravedad
Cayó sin ser visto y…
Sin preguntarse que hacia en mis brazos
Despertó sin reprimírselo… permitiéndose
Por primera vez confiar
Convirtiendose en el silencio de un hombre
Al que nunca podre amar.