Bellísima Señora. Tierno amago
de la finura grata y predilecta:
usted la musa de mi más perfecta
justa romántica que a versos hago.
En usted hallo fuerzas y el estrago,
de aparecérseme, a placer no afecta;
pues ni en su forma de atacar directa
dista de ser un elemento vago.
Así, Señora, que aunque no le pago
como es de hacerlo, en proporción correcta,
por todo aquello ni con tanto halago;
permita igual que entre la línea recta
de su hermosura y lo demás que indago,
jamás me calle lo que a usted respecta.
Elmer Cortez