Te ofrezco un poco de mi gélido hielo, de mi escuálido frio que me congela las entrañas…
Extrañas de mi frio… lo sé.
O si no lo sé, eso amor mío, déjame pretender.
Como yo hago creer a las gotas sonoras sobre la ventana, remojando mi tierra ya mojada.
Humedeciendo tan prescindible olfato conecte de pupilas lagañosas, de pantanosos desiertos desterrados…
Secos y escuálidos por la continencia, maldita contingencia…
Lluevo también… estoy lloviendo, yo y las tristísimas afueras…
Con cierta impresión. No me impresionas… me derrites.
Evaporándome de esta faz, de tu faz mental y sentimental. ¿corazonal?
Me arrojas al olvido corazón coraza y no sé el camino de regreso.
Ya... ya no me extraña extrañarte.
Me es tan vital necesitarte callada, tan
De
ca
den
te
Mente mordaz de la desesperación liviana, que tan sutil me carcome la máscara-cáscaras… Simples cáscaras.
Borboteo en recuerdos, en obstinadas ausencias, pérdidas de presencias… pierdo...
Me he perdido locuazmente.
Entre el asecho del prelucido entendimiento estéril.
Quimeras, malditas quimeras…
Amor, pero me esperas, aguardándome en aquel puente que nos rinde la primigenia satisfacción circunstancial.
Quimeras demenciales, lánguidas quimeras incrédulas.
Te digo hoy disipante, que…
Que he perdido mi vida amor. Te he perdido también... vida mía…
¿Dónde estás?
Te creo amor, porque te quiero, te invento sí, porque te anhelo.
Y así, así P A S M A D A M E N T E te asecho, no entre tus días, entre vuestros instantes.
El amor que me siento es tan minimalista, al amor mínimamente hipersensible que te puedo otorgar. Y no sé, quizá deje gélido glaciar.
P.D:El amor que te escribo es hiperminimalista, AMOR.
Porque te amo y no, porque te odio decrecientemente a mi querer VIDA.
Pero sin embargo... mi hombre pequeño... eres como si jugase con burbujas, lo cual me concave a un sutil y maldito ahora cosquilleo labial. Todo me es tan ingrávido ahora, ahora que no estás.
Hasta cuando amor... hasta cuándo ¿? Ven ahora, que te extraño...
Sammantha