¡Palestina tierra mía!...,
de ser tu hijo siento orgullo;
y este verso que ahora es tuyo,
lo escribí con mucha alegría.
Nunca te olvidaré,
bella tierra en que crecí;
y si algún momento yo me fui,
con desespero regrese.
Siempre mostraré mi cariño,
por el pueblo en que vivo;
sin menospreciar al mendigo,
y apreciando mucho al niño.
Yo amo al pueblo mío,
aunque humilde siempre sea;
y quizás algún día vea,
realizado el sueño mío…
Seré siempre buen Palestineño,
sin avergonzarme de mi gente,
teniendo, en el corazón presente;
ha este, mi pueblo costeño.
Ya que con gran sentimiento profundo,
mucho siempre he anhelado;
y en mis anhelo, siempre ha estado,
hacer reconocer; ¡mi pueblo en el mundo!...
Aquellas mujeres llena de amor,
son la razón de nuestra existencia,
tengamos con ellas, cariño y paciencia;
sin causarles profundo dolor.
Y al agricultor sin aliento
por el cansancio del trabajo,
nunca lo dejemos (abajo…,)
ya que ellos producen (nuestro alimento;)
Esta corta expresión
que aflora de mi mente;
se la dedico a mi gente,
en esta precisa ocasión.