Hay en el verdor de la campiña
Una hermosa niña volada de besos
Bajo un cerezo
Un rayo de sol
El ojo le guiña.
La brisa acaricia su pelo dorado
Ella está tendida
Sueña con su amado.
Llega un ser alado
Desnudo y travieso.
Aves de rapiña
Aguardan sucesos.
Subrepticiamente
Cuerpos ardorosos
Mueren lentamente.
Esa agonía
Es igual que un día
En un mundo viejo.
Pasan los conejos
Alces y vencejos
Los amantes mueren.
Se oye a lo lejos
Una estampida.
Se acercan las hienas
Sigue la faena
Todo al fin perece.
Nada queda ya de esa hermosa niña.
Y aquel ser alado
Desnudo ha volado
A nuevas campiñas.