Dicen las lenguas
inquietas que
cuándos me miras
su ojos no son
de doncella.
Y que no
pude hablar
porque han olvidado
el color gris
de las palabras.
Cuando duerme
no descansas
porque no
puede soñar
con los día
de su juventud
Porque solo
sabes derramar
ríos de lágrimas
que corren
por su ventana
sin contener
el llanto
ni de día
ni de noche
escapa el sabor
salado de
la tragedia.
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Francis Mota