Todo pasa por el tiempo,
todo tiene movimiento; la
vida y sus derivadas, el que
hacer de los inventos,
personas y pensamientos y,
él allí, invisible a simple
vista.
Es neutral; no se queja ni se
altera, no arremete contra
nada y, aunque no te lo
imagines, siempre te echa
una mirada… diciéndote, sin
palabras, aquí te estoy
esperando.
Tan sabio como él no hay
quien, aunque lo quieran
hacer; es paciente e
indulgente, aunque, muy
intransigente con predestino
marcado.
Es nunca y siempre,
todo y nada.
Sin Favor de lengua,
habla con bastante
elocuencia y, en esas
conferencias, no valen
escondidillas.
No hay diversidad de
tiempo; ni viejo, ni
prematuro, ni absurdo,
ni tolerante… sólo es este,
el eterno e invencible,
la hechura especial
de Dios.
PABEDIZ…