Nunca te rindas.
Aunque indiferencia te abrume,
desesperanza te llame,
tristeza te doble,
dolor te quiebre,
ansiedad te atolondre,
angustia te deprima.
Sigue lo que dicta tu corazón,
escucha lo que dice tu cerebro.
Porque tu corazón dicta que hacer
y tu cerebro como hacerlo.
Puedes dejar que tu sangre se caliente,
pero nunca que tu cerebro la haga.
Porque la sangre caliente te hace más valiente,
pero el cerebro caliente te obnubila.
Puedes dejar que tu cerebro piense frío,
pero no debes dejar que tu corazón se congele.
Porque un cerebro frió piensa mejor,
pero un corazón helado te hace insensible.
Nunca te rindas.
Puede que…
caigas en el intento.
quieras rendirte en tu tarea.
desees regresar a casa.
no quieras sufrir más.
no te queden fuerzas para continuar.
tus lágrimas no te dejen ver.
Abandona lo que deseas,
deja ir a quien amas,
libera a quien retienes y
supera y olvida tu miedos.
Y veras que cuando lo hagas,
si es para ti,
si te ama,
si te pertenece y
si has madurado.
Estarás más tranquilo y feliz.
Y regresarán.
Porque te lo mereces,
EL te ama.
tu te amas y
así esta escrito.
Y si no esta escrito te tocará escribirlo,
con pluma, sangre, lagrimas o con los puños.
Antonio Bellido Ugarte
10.05.2007