Cuando hube llegado a este mundo, los ojos se me perdieron en un mar de fresas. Y descubrí en esos fresales un alma hambrienta de fresas frescas.
Encontré en ellas un horizonte de sabor y apasionamiento por su dulzura. Tiempo después, encontré esas mismas virtudes en otra fruta, mas bien digamos en otro ser,
Mis ojos ya no preguntan a las sombras, su amistad me es una dócil historia, reflejos de ella, de fresas con crema , de gotas de lluvia que se mueven entre mis dedos
Jordi