Ese tiempo agraciado que pernota
en mis angustiadas noches de memorias,
esos momentos repletos de antiguos afectos
donde despliego mis triste velas
y navego por horizontes desconocidos
en busca sus amorosos besos ,
ciega el alma de tantos
alejamiento impuesto por la adversidad
vocifero airado al viento cuanto la amo
y declaró con inenarrable impotencia las únicas palabras
que rompen mi silencio
¡DE QUE VALE ESTE AFÁN DE SUBSISTIR SI NO ESTA ELLA!
y en un instante de soledad absoluta y casi desvariando
siento sus manos blancas de mariposas revolotear sobre mi pecho
y tatuar sobre mi corazón enamorado una
hermosa rosa blanca
la misma que le coloque en sus blancas manos
el día que le juré amor eterno.