Cálidos besos, caricias interminables
en un lecho de rosas me has dejado,
mitigando el rencor que allí anidaba
el dolor en algo bello has transformado.
Acurrucada duermo hoy entre tus brazos
ignorando las desdichas del pasado,
floreciente comienzo de esperanzas
qué ambiciono con el alma saborearlo.