Las luciérnagas te envuelven,
En el misterio inmenso y atrayente,
Entre los ensueños de la noche,
Entre la poesía, entre la quimérica fantasía.
Nos cubren las nocturnas sombras,
Y nos contemplan las estrellas silenciosas,
Las aves nocturnas de su letargo despiertan,
Y revolotean entre el follaje encubiertas.
Y en esta noche romántica y tierna,
Estas de amor y cariño sedienta,
Y el deseo de un beso comienza,
En tu boca, en tu piel morena
Escondida en mis brazos, en las tinieblas.
Solo brillan tus orientales pupilas,
Entre todas las sombras negras,
Son de una angelical diosa,
Más bellos que las perlas.
Ya la aurora suelta se muestra,
Con su esplendor de belleza,
Dulcemente opacada por tu naturaleza,
De una deidad sublime y etérea.
“Se abren las flores soñolientas elevan su perfume, nos cubren con su esencia.”